En la primera década del siglo XXI, los accidentes de tráfico con víctimas mortales en carreteras urbanas han disminuido en más de un tercio. Esto es una buena noticia y demuestra que se ha mejorado la seguridad vial. Sin embargo, al estudiar con más detenimiento estas cifras, vemos una imagen ligeramente diferente. Durante el mismo periodo de tiempo, la proporción de accidentes mortales en las zonas urbanas comparada con el total de accidentes mortales ha aumentado hasta alcanzar el 38%.
Esto indica que las acciones para aumentar la seguridad vial en las zonas urbanas han sido menos eficaces que en las zonas interurbanas, por ejemplo. Varias razones explican este fenómeno. Por un lado, aunque el exceso de velocidad es la principal causa de los accidentes mortales, en las ciudades y fuera de ellas, no es un factor de riesgo tan importante en las urbes como lo es en las autopistas. En las zonas urbanas hay otros factores de riesgo que suponen una amenaza para los usuarios de las vías. El número de accidentes mortales en las intersecciones es el doble en las vías urbanas que en las interurbanas[1]. De hecho, en Alemania, los cruces y las intersecciones son las principales causas de los accidentes de tráfico graves dentro de las zonas urbanas[2]. Otra razón es que el tráfico urbano es más complejo, tanto en términos de usuarios como en términos de topografía de la carretera. Los automóviles, vehículos pesados, ciclistas y peatones comparten una única infraestructura y los dos últimos son especialmente vulnerables en caso de accidente. Además, las infraestructuras viarias urbanas tienen muchas más intersecciones y pasos de peatones que las interurbanas. A todo esto hay que añadir los carriles reservados exclusivamente para las bicicletas o el transporte público. El resultado es una mezcla que requiere una estrategia de control adaptada a las necesidades específicas de las zonas urbanas.
Protección de las intersecciones y los cruces
El control del respeto de los semáforos rojos es frecuente y está bien consolidado pero resulta insuficiente para proteger las intersecciones y los cruces. Veamos un caso cotidiano: un vehículo se acerca a una intersección y el semáforo se pone en amarillo. Con la esperanza de poder pasar a tiempo, el conductor acelera superando así el límite de velocidad. Aunque este exceso de velocidad parezca sólo marginal, puede tener consecuencias desastrosas. Si bien a 50 kilómetros por hora ocho de cada diez peatones sobreviven a una colisión con un turismo, los accidentes mortales aumentan drásticamente a velocidades más altas. Con sólo 15 km/h más, ocho de cada diez peatones no sobrevivirán a la colisión.
Una forma muy eficaz de evitarlo y de cambiar el comportamiento de los conductores para que frenen, en lugar de acelerar cuando los semáforos se ponen en amarillo, es combinar el control de los semáforos en rojo con el control de velocidad. Estos sistemas versátiles ofrecen todos los beneficios de seguridad vial de las cámaras tradicionales para semáforos pero añaden la funcionalidad del control de velocidad continuo integrado en un único punto de control. También pueden monitorizar intersecciones urbanas más amplias puesto que pueden detectar varias infracciones al mismo tiempo, en varios carriles y en varias direcciones.
Distancia de seguridad en las autopistas urbanas
Otro factor de riesgo destacado en las autopistas urbanas es la distancia de seguridad. Especialmente en las horas punta, a menudo los conductores no respetan la distancia de seguridad mínima con el vehículo que les precede. Según el National Center for Statistics and Analysis (centro nacional de estadísticas y análisis), en los EE.UU., la distancia de seguridad es una de las principales causas de los choques por alcance mortales, que dejan más de 2.200 muertos y más de medio millón de heridos cada año[1]. Estudios llevados a cabo en las autopistas urbanas de Rhode Island, mostraron que durante las horas punta más del 60% de los conductores incumplía la distancia de seguridad y, en horas normales, el 40% seguía estando demasiado cerca del vehículo que les precedía[2].
En control de velocidad está generalizado en las autopistas urbanas pero rara vez se aplica el control automatizado de la distancia de seguridad. Es bastante sorprendente porque existe la tecnología necesaria e incluso hay conceptos que permiten incluir la detección de la distancia de seguridad en los puntos normales de control de la velocidad, con más cámaras de vídeo para documentar las infracciones. Los expertos han subrayado recientemente el efecto positivo que tendría en las carreteras la implantación de una tecnología de control tan innovadora[3].
Aplicación de las prohibiciones de circulación
Los vehículos de transporte pesados (VTPs) son la principal causa de los accidentes mortales urbanos de ciclistas. Por ejemplo, en Londres, en el 43% de las muertes de ciclistas hay VTPs implicados, aunque sólo constituyen el 4% de todos los desplazamientos por carretera[1] (una razón de peso para prohibir parcialmente el tráfico de VTPs). Las autoridades podrían prohibir el tráfico de paso de los camiones en zonas concretas de la ciudad o durante algunos periodos de tiempo, fuera de las horas punta de entrega a primera hora de la mañana. Lo mismo sucede los fines de semana ya que, entonces, muchos ciclistas comparten las carreteras con los VTPs. Al mismo tiempo, estas prohibiciones ayudarían a mejorar la calidad de vida en los centros urbanos reduciendo la contaminación y el ruido.
Un problema común de las prohibiciones de tráfico variables es la aceptación por parte de los usuarios. Mientras los controles sean ocasionales y haya pocas probabilidades de que te pillen, se estará dejando una puerta abierta para entrar en las zonas restringidas. La presencia policial continua, aunque en principio sea eficaz, resultaría muy cara debido a la cantidad de mano de obra necesaria. Sin embargo, se podrían superar estas limitaciones instalando una red de control automatizada en ubicaciones clave dentro de un sistema de vías urbanas. La tecnología de control moderna puede diferenciar entre varias clases de vehículos y permite definir intervalos de tiempo durante los cuales los VTPs no podrían entrar en ciertas áreas. La conexión de los puntos de control al centro de gestión del tráfico permitiría a las autoridades controlar las infracciones en tiempo real.
Uso de la tecnología de red
Ante todo, esta conexión en directo de los puntos de control con el centro neurálgico del tráfico de una ciudad proporciona a las autoridades una novedosa gama de posibilidades de reaccionar ante los cambios en las condiciones del tráfico y mejorar así la seguridad en las vías urbanas. El software de red PoliScan connect de Vitronic, por ejemplo, se utiliza en muchas ciudades de Oriente Medio para monitorizar a distancia sus sistemas de control en tiempo real. Además de permitir a los responsables del tráfico adaptar el límite de velocidad aplicado e importar casos de infracciones online, el software ofrece estadísticas detalladas sobre cada punto de control, que las autoridades pueden utilizar para identificar y mejorar el tráfico en los lugares críticos donde se repiten las infracciones o patrones de conducción peligrosos.
Otro ejemplo de los beneficios de interconectar el control con la gestión del tráfico es combinar los dispositivos de control con los sistemas de información del tráfico, como las señales de mensaje variable (SMV). Las estadísticas del Observatorio Europeo de la Seguridad Vial muestran que la distribución de accidentes de carretera mortales en los centros urbanos varía durante la semana. Lo mismo sucede con las diferentes horas del día puesto que hay picos en las horas punta. Al conectar las SMV y la tecnología de control del tráfico, se puede mejorar el comportamiento de los conductores en algunos tramos de carreteras en las horas más peligrosas, sin necesidad de reducir el límite de velocidad general en dichos tramos.
Conclusión
Aunque el control de la velocidad se utiliza mucho y ha demostrado tener un efecto positivo en la seguridad vial, hay otros factores de riesgo con los que el control automatizado podría ayudar a reducir el número de accidentes mortales y lesiones. Éste es especialmente el caso del tráfico urbano puesto que es más complejo y la reducción de los accidentes debidos a la velocidad es sólo un parámetro para aumentar la seguridad vial. Para alcanzar ese objetivo, los responsables del tráfico deberán adoptar una estrategia diversa que combine las medidas destinadas a cambiar el comportamiento de los conductores, como mantener la distancia de seguridad, con acciones que tengan un efecto más general en el tráfico, como las prohibiciones selectivas o los límites de velocidad variables. Todo esto se puede conseguir con un sistema de gestión de los controles en red. En vez de centrarse en un único factor de riesgo, un sistema como éste permite a las autoridades realizar un enfoque holístico de la seguridad vial urbana.
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[1] Ibíd.
[2] German Federal Statistical Office, “Traffic Accidents“, Wiesbaden, Agosto de 2013
[3] Wang, J., Song, M., Assessing drivers` tailgating behavior and the effect of advisory signs in mitigating tailgating, en: Proceedings of the Sixth International Driving Symposium on Human Factors in Driver Assessment, Training and Vehicle Design, Lake Tahoe, California, 2011
[4] Ibíd.
[5] Malenstein, J., Implications of innovative technology for traffic law enforcement, Washington, 2009