La consultora Interact Analysis prevé que el coronavirus afectará de forma significativa y a largo plazo al futuro del comercio electrónico. Los datos demuestran que el comercio electrónico experimentó un fuerte impulso a corto plazo prácticamente en todos los lugares donde hubo confinamiento. No obstante, las previsiones van más allá del argumento que muchas personas pasarán a comprar por Internet y lo seguirán haciendo de ahora en adelante.
Hace diez años las previsiones coincidían en que el 40% del mercado británico de alimentos sería para Internet en 2025. El año pasado, esta cifra se redujo al 7,4% en 2024, pero ahora parece que la previsión original se hará realidad o incluso se verá superada, con la ayuda de la Covid-19.
Los comercios minoristas se enfrentarán a muchos retos – como mejorar la eficiencia del marketing electrónico y las prácticas de ventas, así como ofrecer nuevos productos – especialmente para compras realizadas sobre todo por ancianos, los cuales han sido ignorados hasta ahora por las empresas que venden por Internet. Este segmento de edad es muy importante en esta transformación porque representan a una gran parte de la población que no ha utilizado el comercio electrónico en absoluto. Ahora se suman en tropel como clientes y es de esperar que lo siga siendo cuando la crisis sanitaria haya pasado.
Es de esperar que los comercios minoristas también tengan que estudiar cómo pueden mejorar sus procesos de manera que las personas jóvenes puedan realizar pedidos para familiares de más edad y que sean entregados correctamente. Para que el comercio se adapte a este nuevo mundo deberá recurrir en gran medida a proveedores de automatización de almacenes que les ayuden a prepararse.
Este estudio demuestra que unos niveles altos de automatización son imprescindibles para el éxito de las operaciones en los almacenes destinados al comercio electrónico. Hay tres factores clave para la automatización de los almacenes.
El primero es la creciente complejidad de las redes de los canales de distribución.
La magnitud de estas redes, que mueven los productos por el país e incluyen a menudo traslados entre varios almacenes hasta llegar al consumidor, eran algo impensable hace pocos años. Es muy complicado gestionar estos canales de distribución manualmente. Los algoritmos inteligentes están cada vez más capacitados para gestionar estas redes con mucha más eficiencia que las personas.
El segundo factor es la naturaleza muy competitiva del comercio electrónico.
Las cambiantes exigencias del consumidor están obligando a las empresas de comercio electrónico a ofrecer franjas de entrega más precisas, así como a reducir costes. Los retos que ello representa para la logística – localizar un determinado producto en un enorme almacén en un momento preciso, embalarlo correctamente y cargarlo en el vehículo correcto – solo está al alcance de una gestión basada en software dotado de inteligencia artificial.
El tercer y último factor es la escasez de mano de obra.
Si los almacenes avanzados no se automatizan, requieren mucho personal y en los principales mercados para la automatización de almacenes – Europa, Norteamérica y China – el mercado laboral ofrece pocas vacantes. Encontrar empleados dispuestos s trabajar en un almacén es cada vez más difícil y costoso. Además, la incertidumbre de la demanda de comercio electrónico, con sus repentinos picos estacionales, implica fuerte variaciones de la mano de obra necesaria, lo cual complica mucho su contratación.
Los proveedores de automatización de almacenes están llegando a la conclusión de que la mejor manera de conservar la mano de obra consiste en automatizar las tareas repetitivas mediante la tecnología y conseguir así que los empleados estén más satisfechos con su trabajo y sean más productivos. Como ventaja añadida, el aumento de la productividad conlleva indirectamente un incremento de los salarios ya que cuando las operaciones de los almacenes están muy automatizadas es más fácil atraer a nuevos empleados.
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